EL VIAJERO
Soy un viajero. Así, se para mi cortés
y hospitalaria.
Ten piedad de este peregrino.
Haz de mí lo que quieras, más no apartes
la alegría de tu rostro.
Con mi pensamiento beso el umbral
de la Casa de la Esperanza, ya que mi voz
suplicante no logra hacerse oír.
¡Ay, corazón! No temas a la noche que se acerca,
puesto que la mañana la sucede.
Si me reduces a no ser más que polvo,
Proyecta, al menos, tu sombra sobre él.
¡Oh Shejim! El relato de tus males
Es canción que dura hace tiempo:
Una vieja canción.
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